miércoles, 15 de agosto de 2012

38.


‘El mañana invade el instante; la idea del lunes echa a perder la realidad del domingo; la perspectiva del infierno venidero extingue el momento presente’.

Michel Onfray – Prólogo de 'La fuerza de existir. Manifiesto hedonista'


Vuelvo a la oficina y me doy cuenta de que he esperado este día con más ansiedad que el comienzo de las vacaciones. Qué clase de masoquismo absurdo hace que me pase el último tercio de éstas anticipando su fin. Algo tiene que ir mal cuando sólo quiero descansar, pero pensar en ello me lo impide. El día antes de incorporarme me siento en el borde de la cama y miro a la nada como en trance. 'No quiero ir. No quiero ir.' Como si fuera el primer día de colegio. Un monje budista con el concepto equivocado; esta meditación no puede ser buena. Luego llego a la oficina y recorro sus pasillos blancos con aprehensión, y miro a mi alrededor asustada, como si de detrás de cada puerta fuera a saltar un monstruo o algo. Los diez grados menos que en la calle se agradecen. El silencio también. No hay nadie. Me toca trabajar sola. La reincorporación podría ser más dolorosa y ahora pienso que a lo mejor he malgastado parte de mis vacaciones anticipando el horror; o puede que esa anticipación sea lo que ha lubricado mi vuelta al matadero.



1 comentario:

  1. Puf, a mi me pasa lo mismo!
    Hay que intentar vivir más al día y aprovechar el momento.

    Seguro que lo consigues.

    Beso!

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