Reflexiones sobre el matrimonio. Destilación de una conversación grabada a las 02.58 am en un bar de Madrid
I: He estando pensando en lo que hablamos el otro día tiradas en tu sofá...
E: Lo de tu alergia al compromiso.
I: No te rías. Es en serio, y me preocupa. He pensado que la mejor forma de curarme... Curarme suena fatal, ¿no? Tampoco es que esté enferma...
E: No, pero eres muy pesada.
I: Da igual. Que la mejor forma de asentar cabeza y ser una mejor persona, para por fin saber dónde me voy a despertar cada día, es casarme.
E: …
I: Sí. Por la Iglesia. Como Dios manda. El hecho de no creer ni en Dios ni en el matrimonio no tiene nada que ver. Lo importante son los hechos, las acciones, las cosas que cuentan. Las tradiciones y liturgias ancestrales... No puedo dar la espalda a más de mil años de herencia judeocristiana. ¿Crees que soy una cínica?
E: Un poco.
I: Yo también, un poco. Pero también es consecuente.
E: ¿Y con quién te vas a casar?
I: ¿Crees que me podría casar conmigo misma?
Eso se llama egocentrismo, si señora!!!! ¿Y por qué no casarse mejor con alguien que te aguante en esos días en los que no te aguantas ni a ti misma???
ResponderEliminarEgostismo romántico, Volga.
EliminarSi no nos aguantamos nosotros, ¿quién lo va a hacer?