Hay reestructuración. La empresa está dividida en dos sociedades. Dos edificios distintos. Dos clases de empleados. Hoy la oficina huele a cajas de cartón y a tensión eléctrica. A tormenta de verano. Corren quinielas para saber quién se muda al otro edificio, a quién traerán a éste. Por ahora creo que no me muevo, y empieza a oler a gas. Tampoco veo un sólo ejecutivo, y sospecho que están bailando en el otro sitio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario